miércoles, 13 de abril de 2011

Cambio generacional

La asunción a la presidencia de la República por parte de Alan García en 1985 trajo consigo la llegada al poder de una generación de peruanos que hasta hoy es protagonista de los asuntos públicos y políticos del país.
Dejar de lado a una generación, llamada intermedia en el PAP, compuesta por Chirinos Soto, Valle Riestra, Vargas Haya, arrastró, como era previsible a personalidades de otros partidos como el PPC, el PC o Acción Popular.
Esta situación causó, a diferencia de los países vecinos, que el Perú a la fecha no haya tenido un recambio generacional. Los presidentes de Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia están ubicados en un rango de entre 40 y 55 años, lo cual contagió a la renovación política manifestada en las cámaras de representantes y cuadros de dirigentes respectivos.
En nuestro país, al contrario, varios de los postulantes al sillón presidencial superaban los 60 años y llegaban inclusive a superar los 70 como el caso de Pedro Pablo Kuzcynski. Era un síntoma que el tema generacional aún es asunto pendiente en nuestro país.
Por eso es que la posibilidad que definan en una segunda vuelta Ollanta Humala y Keiko Fujimori trae este tema a colación. Las edades de ellos oscilan entre los 35 y 50 años, lo cual se inscribe en el rango que Ortega y Gasset plantea para el esquema generacional: 15 años. No intentamos aquí plantear dudas ni interrogaciones respecto a la falta de credenciales democráticas ni planes de gobierno de los candidatos, sino en qué medida ellos son la cabecera de playa de un cambio generacional en la política peruana. Es obvio que habrá actores importantes que se negarán, y con derecho, a aceptar la posibilidad de un recambio generacional, como los presidentes Alan García y Alejandro Toledo. Pero también es obvio que existe evidencia que una nueva generación política está tomando cada vez mayor protagonismo. Ello llevará a un choque frontal, generacional, en el corto plazo que se iniciará en el terreno electoral. No tengo la menor duda que el país se beneficiará con este encuentro, de maneras distintas de entender los destinos del país.
Esta situación es importante. Fernando Belaúnde, gran exponente de la Generación del 21, fue un promotor de nuevos cuadros políticos. Le dio la oportunidad, en su primer gobierno, a Javier Silva Ruete y Valentín Paniagua, de ser ministros antes de los 30 años, la misma edad de la “aplanadora” del Banco Central de Reserva, conformada en ese entonces por PPK, Richard Webb y Carlos Rodríguez Pastor todos treintañeros. Desde Fernando Belaúnde no ha habido ningún otro presidente promotor de cuadros jóvenes. Por eso la posibilidad de un cambio generacional, a partir de los contendientes de la segunda vuelta, es, a pesar de todo, una buena noticia.

Ing. Juan Sheput


Columna publicada el día de hoy en Diario 16